domingo, 22 de junio de 2008

La Casa de Cristal

El viajero está sentado en medi ode la vegetación viendo una casa humilde que está enfrente.

Ya estubo allí antes, con algunos amigos, y todo lo que había notado entonces fue la señejanza entre el estilo de la casa y el de u narquitecto español, que vivió hace muchos años, y que jamás había estado en aquel sitio.


La casa queda cerca de Cabo Frío, en Río de Janeiro, y está totalmente construida de trozos de vidrio. su dueño, Gabriel, soñó en 1899 con un ángel que le decía:

"Construye una casa de trozos".

Gabriel empezó a coleccionar ladrillos rotos, platos, porcelanas y jarras partidas.

"Cada trocito transformado en belleza", decía Gabriel de su trabajo. durante los primeros cuarenta años, los habitantes del lugar afirmaron que estaba loco. Después, algunos turistas descubrieron la casa, y comenzaron a llevar a los amigos; Gabriel se convirtió en un genio. Pero la novedad pasó, y Gabriel volvió al anonimato. Aún así, siguió construyendo; a los 93 años de edad, colocó el último trozo de vidrio. Y murió.


El viajero enciende un cigarrillo, fuma en silencio. hoy no piensa en la semejanza entre la casa de Gabriel y la del arquitecto europeo antiguo. Mira los trozos, reflexiona sobre su propia existencia. También ella, como la de cualquier persona, está hecha de pedazos de todo l ovivido. Pero, en un determinado momento, estos fragmentos empiezan a tomar forma.


Y el viajero recuerda un poco de su pasado, viendo los papeles en su regazo. En ellos están los pedazos de su vida: situaciones vividas, párrafos de libros que siempre recuerda, enseñanzas de su maestro, historias de los amigos, fábulas que le contaron alguna vez. En ellos, hay reflexiones sobre su éspoca, y sobre los sueños de su generación.


De la misma manera que un hombre soñó con un ángel y construyó la casa que está antes sus ojos, él intenta ordenar esos papeles, par comprender su propia construcción espiritual.




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