lunes, 16 de junio de 2008

Besar el Alma

El alma no crece en los árboles, sin embargo se nutre de nuestro entorno, como el cuerpo de la comida. El alma necesita ser alimentada con visiones hermosas, palabras que llenen ... o por quien sabe besar el alma.
Besar el alma es saber tener paciencia, comprensión, y nunca juzgar a nadie, simplemente aceptar las personas como son ...
Besar el alma es abrazarse cuando hay soledad, cuando se está triste ... sin decir nada, solo sostenerse con ese abrazo de apoyo.
Besar el alma, es sentarse juntos cuando no hay necesidad de hablar, cuando solo hace falta el silencio , al no hacer preguntas ...
Besar el alma, es sentir otras manos que dan apoyo fortaleciendo esa esperanza de vida y de compañía.
Besar el alma, es decir un te quiero con la mirada ...
Besar el alma.... es fácil , solo basta que decidamos bajar del pedestal del orgullo que muchas veces nos rodea y nos consume.
Besar el alma... ¿cuantos de nosotros necesitamos de ese beso en el alma que nunca llega?

Miedos

Muchas veces tenemos miedo...Miedo de lo que podríamos no ser capaces de hacer.Miedo de lo que podrían pensar si lo intentamos.
Dejamos que nuestros temores se apoderen de nuestras esperanzas.Decimos que no, cuando queremos decir que sí.Nos callamos cuando queremos gritar y gritamos con todos cuando deberíamos cerrar la boca.¿Por qué?Si sólo vivimos una vez, no hay tiempo para tener miedo.
Entonces basta.Atrévete, olvídate de que te están mirando.Intenta la jugada imposible, corre el riesgo.No te preocupes por ser aceptado.No te conformes con ser uno más.Nadie te ata. Nadie te obliga.

Muchas veces, esperamos que las cosas sucedan, y nos olvidamos de lo más importante: creer en nosotros mismos...Nos conformamos en vez de arriesgarnos.Nada está escrito. Nada está hecho.Ni siquiera lo imposible.Todo depende de decir "puedo" ante cada desafío.Cuando estamos decididos, tenemos más poder...Cuando estamos convencidos, cuando de verdad queremos algo, los obstáculos son menores...

Despierta!!.Tienes 206 huesos y más de 700 músculos esperando.Sólo falta tu decisión, tus ganas de jugar como nunca.Pide la pelota, exígete más; vive sin dominios.Corre cada día un poco más lejos. Salta cada día un poco más alto.Conviértete en tu propio ídolo. Súmate a dar vuelta el marcador.Cuando no esperes nada de los demás.Cuando sientas que cada tanto depende de vos, tu espíritu se fortalecerá.Y poco a poco, las voces se convertirán en ovación.Tus respiros se llenarán de logros y tu vida de sentido.

Están los que siguen corriendo cuando les tiemblan las piernas.Los que siguen jugando cuando se les acaba el aire.Los que siguen luchando cuando todo parece perdido.Como si cada vez fuera la última.Convencidos de que la vida misma es un desafío, sufren pero no se quejan.Porque saben que el dolor pasa, el sudor se seca y el cansancio termina.
Pero hay algo que nunca desaparecerá: la satisfacción de haberlo logrado.En sus cuerpos corre la misma sangre.Lo que los hace diferentes es su espíritu, la determinación de alcanzar la cima; una cima a la que no se llega superando a los demás, sino superándose a sí mismo.Tiempo sobra para los mediocres, pero tiempo falta para realizar tus sueños!

El Loco

En un pueblo rodeado de cerros habitaba un loco, la gente del pueblo le llamaba así: "EL LOCO", ¿y porqué le llamaban así?, ¿Qué acaso hacía cosas disparatadas, cosas raras, cosas diferentes a lo que hacen la mayoría de las personas, al menos en ese pueblo?.

La gente al verlo pasar se reía y se burlaba de él, humildemente vestido, sin posesiones, sin una casa que se dijera de su propiedad, sin una esposa ni unos hijos; "un desdichado", pensaba la gente, alguien que no beneficiaba a la sociedad, "un inútil" comentaban otros.

Más he aquí que este viejo ocupaba su vida sembrando árboles en todas partes donde pudiera, sembraba semillas de las cuales nunca vería ni las flores ni el fruto, y nadie le pagaba por ello y nadie se lo agradecía, nadie lo alentaba, por el contrario, era objeto de burla ante los demás.Y así pasaba su vida, poniendo semillas, plantando arbolitos ante la burla de los demás. Y he aquí que ese ser era un gran Espíritu de Luz, que poniendo la muestra de como se deben hacer las cosas, sembrando, siempre sembrando sin esperar a ver el fruto, sin esperar a saborearlo.

Y sucedió que un día cabalgaba por esos rumbos el Sultán de aquellos lugares, rodeado de su escolta y observaba lo que sucedía verdaderamente en su reino, para no escucharlo a través de la boca de sus ministros.Al pasar por aquel lugar y al encontrarse al Loco le preguntó: ¿Qué haces, buen hombre? Y el viejo le respondió: Sembrando Señor, sembrando. Nuevamente inquirió el Sultán: Pero, ¿cómo es que siembras?. Estás viejo y cansado, y seguramente no verás siquiera el árbol cuando crezca. ¿Para qué siembras entonces? A lo que el viejo contesto: Señor, otros sembraron y he comido, es tiempo de que yo siembre para que otros coman. El Sultán quedo admirado de la sabiduría de aquel hombre al que llamaban LOCO, y nuevamente le preguntó: Pero no verás los frutos, y aun sabiendo eso continuas sembrando... Por ello te regalaré una monedas de oro, por esa gran lección que me has dado. El Sultán llamo a uno de sus guardias para que trajese una pequeña bolsa con monedas de oro u las entregó al sembrador.El sembrador respondió : Ves, Señor, como ya mi semilla ha dado fruto, aún no la acaba de sembrar y ya me está dando frutos, y aun más, si alguna persona se volviera loca como yo y se dedicara solamente a sembrar sin esperar los frutos sería el más maravilloso de todos los frutos que yo hubiera obtenido, porque siempre esperamos algo a cambio de lo que hacemos, porque siempre queremos que se nos devuelva igual que lo que hacemos. Esto, desde luego, sólo cuando consideramos que hacemos bien, y olvidándonos de lo malo que hacemos.

El Sultán le miró asombrado y le dijo : ¡Cuánta sabiduría y cuánto amor hay en ti!, ojalá hubiera más como tú en este mundo, con unos cuantos que hubiese, el mundo sería otro; más nuestros ojos tapados con unos velos propios de la humanidad, nos impiden ver la grandeza de seres como tu. Ahora me retiraré porque, si sigo conversando contigo, terminaré por darte todos mis tesoros, aunque sé que los emplearlas bien, tal vez mejor que yo. ¡Qué Alá te Bendiga!.

Y terminado esto, partió el Sultán junto con su séquito, y el Loco siguió sembrando y no se supo de su fin, no se supo si termino muerto y olvidado por ahí en algún cerro, pero él había cumplido su labor, realizó la misión, la misión de un Loco.